
Tenemos una deuda histórica que ha ido aumentando a pesar de los esfuerzos por saldarla. La deuda es social. Es también una deuda ambiental. Es una deuda con la creación de oportunidades y construir proyectos de vida a partir de talentos.
En definitiva, es una deuda con las personas más vulnerables que por nacer en uno u otro lugar de la ciudad, les condenamos a vivir con mala calidad del aire, con poco tiempo de formación educativa, alejados de los servicios de ciudad y con pocas posibilidades de poder ascender socialmente.
Junto a mi equipo tenemos la firme decisión de convocar a nuestra generación a saldar esta deuda, ocupando la política a partir de principios innegociables y luchando de frente contra el clientelismo.
Buscamos subir el nivel al debate, recorrer Bogotá, escucharla, protegiendo sus cerros, ríos y humedales. Planteando soluciones del Siglo XXI. Sobre todo, actuando sobre ella.
Cada día damos lo mejor de nosotros y nuestra energía, experiencia y conocimiento en función de construir una mejor ciudad. De manera transparente y honesta, trabajando intensamente para que el lugar donde se nace, no siga determinando hasta dónde se llega en la vida.